viernes, 29 de abril de 2005

¿20 años haciendo visible al mundo?

Transcripción del texto que el buen Roque hizo con motivo de los 20 años de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UASLP, nuestra alma mater, tan lejos de dios y tan cerca de galindo (¡brrr!)

Por Alexandro Roque
A Luz
(compañera, alumna, maestra)
servicios editoriales debajo del agua
presenta un homenaje no pedido
y una historia no oficial

I
Regreso a ella con otra mirada, es cierto, pero quiero aprehenderla como aprendí en ella. Es
mi escuela, para mal o para bien, mas la nostalgia es más fuerte que lo que ahora veo en ella. ¿Debo hablar en pasado o en presente? Son más de diez años de ya no ser un estudiante, aunque de ahí tomé muchas bases para lo personal y lo social. Allí conocí el amor y hasta el odio. El amor todavía lo disfruto cada día.
II
Dicen que es chiste pero bien puede ser una anécdota:
En un callejón oscuro, ya de madrugada, un hombre es asaltado por un tipo con antifaz, y cuando el ladrón revisa sus pertenencias le dice:
—Oye, qué jodidez. Apenas traes cinco pesos, un reloj de imitación que no vale ni diez varos y un saco más raído que los míos. ¿Pues en qué trabajas?
Con pena, el asaltado responde:
—Mira, mano, la neta es que soy egresado de ciencias de la comunicación y no encuentro trabajo desde hace muchos meses.
Al ladrón se le ilumina el rostro, se quita el antifaz y exclama:
—¡Qué buena onda! ¡Yo también! ¿De qué
generación eres?
III
Si la historia del “progreso” general de la humanidad ha sido lenta, la del “progreso” tecnológico se reduce, en su expresión más amplia, a la del siglo XX, y en su etapa de cambios rápidos a la segunda mitad de esa centuria. En unos cuantos años se acercó la comunicación —principalmente la visual— a muchas sociedades y se ha producido un
mundo informativo imposible de abarcar para la mayoría de los seres humanos, con muchas palabras, demasiadas imágenes, demasiada oportunidad de información, que no de información misma. Han surgido medios, pero, como asegura el politólogo Giovanni Sartori, la desinformación se alimenta de falsas estadísticas, entrevistas casuales, los premios en popularidad a la excentricidad y los privilegios informativos al ataque y a la agresividad (Sartori, 1998: 87). 1985 fue un buen año para el surgimiento de escuelas y carreras de comunicación o ciencias de la comunicación: ocho en total. Ese año de rock en tu idioma (“¿Qué vas a ser cuando seas grande?”, nos preguntaba Miguel Mateos) y madonitis aguda nació la correspondiente escuela de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
Queremos en estas líneas, y un poco como rescate de algunas partes de un librito que
planeabamos editar hace cinco años, conocer sus circunstancias iniciales y hacer un brevísimo repaso a las actividades que le han dado rumbo a la escuela que ha debido asumirse como uno de los pocos espacios universitarios locales dedicados, al menos en teoría, a las humanidades y ciencias sociales.
IV
Espacio y reflejo del entorno de una sociedad tan particular como la potosina, la Escuela de
Ciencias de la Comunicación de la UASLP ha visto en estos veinte años luchas políticas, elecciones, surgimiento de medios, de partidos políticos, de grupos sociales y desaparición de otros. A ojo de buen cubero, y en lo que se dan a conocer datos oficiales, ha producido hasta el año 2005 16 generaciones de egresados, entre 800 y 1200 comunicadores o comunicólogos, de los cuales un 70% serán titulados y los demás nomás tienen su “carta de farsante”. De aquellos, de 1989 a 1999 115 lo habían hecho mediante la presentación de tesis profesional, antes de que existieran los famosos cursos de opción.
Titulados o no, todos deberían tener “una perspectiva acorde con la integración económica mundial y las consecuencias [...] que constituyen su entorno inmediato”, “una capacidad expresiva de contenidos resultantes de un desarrollo intelectual estimulado durante su formación”, un compromiso “con las necesidades de la población mayoritaria en materia
educativa, cultural y de divulgación del pensamiento sistemático y solidario [...]” y, finalmente, “un espíritu de investigación que cuestiona su realidad circundante y que está dispuesto al desarrollo de su vocación sociopolítica para realizar acciones de transformación con un potencial emprendedor de cara a los retos de un nuevo milenio”.
Así se expresa oficialmente (en folletos y en la página de Internet) la misión de quien, luego de ocho semestres, sale de la universidad, y con los conocimientos aprendidos “piensa, investiga, diseña contenidos y estrategias, emprende acciones programáticas, y las expresa en los formatos comunicativos más congruentes con las necesidades de los públicos a los que se dirige”.
¿Será?
V
Es mucho tiempo. Es como un sueño, o una alucinación, según se vea. Llegué a preguntarle al director de la escuela que si para entrar necesitaba hablar con alguien, conseguir una palanca para mover el mundo de las influencias. Con su inevitable cara de abogado me dijo que no, que presentara el examen y luego ya vería. El día del examen él pasó cerca de mí y miró la hoja que yo trataba de llenar con mis garabatos. Bien, dijo. Y lo bueno fue que no necesité palanca, porque pasé. A pesar de mi manera de vestir.
VI
Faltaban 15 años para el fin de siglo. 25 años habían pasado desde que se fundó la primera carrera de ciencias de la comunicación en la Universidad Iberoamericana, donde el humanista José Sánchez Villaseñor definía así su misión: “Formar un auténtico intelectual, un hombre apto para pensar por sí mismo; para comprender a los demás hombres en la circunstancia histórica en que vive, abierto plenamente a los problemas que la actual crisis plantea...”
El editor de la UASLP, José de Jesús Rivera Espinoza, y el sacerdote historiador, cronista y bibliotecólogo Rafael Montejano y Aguinaga narran en un libro hoy proscrito que: Durante los primeros meses de 1985 se hablaba de reuniones entre las autoridades de nuestra Máxima Casa de Estudios y los propietarios de los medios de difusión regionales, con el fin de incorporar a la vida universitaria la profesionalización de los hasta entonces empíricos recursos humanos del sector. También se decía que los propios universitarios deseaban ver, en la apertura de una carrera de comunicación, la posibilidad de abrir una brecha en el yermo espacio de las ciencias sociales y las humanidades en San Luis Potosí.
El 14 de junio de 1985, en sesión del Consejo Directivo Universitario, se aprueba el establecimiento de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, como una Coordinación dependiente de la Rectoría, supuestamente a partir de un estudio de mercado profesional (Rivera y Montejano, 1997: 151). Al margen de las pláticas que entre directores de medios de información y autoridades universitarias se dieron “desde los primeros meses de 1985”, 13 y 14 de junio fueron los dos días más importantes, pues todo sucedió en cascada.
La petición oficial de la escuela de comunicación fue hecha en el tradicional desayuno del día “de la libertad de expresión” —que se celebra el 7 de junio, pero cuyo desayuno, pospuesto por la agenda gubernamental, se llevó a cabo el jueves 13— por el gobernador del estado y lider ‘vitalicio” del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Carlos Jonguitud Barrios, quien habló por los directores de los medios de información locales ante el rector de la UASLP, José de Jesús Rodríguez, el Popo, al que solicitó una escuela “para producir periodistas y comunicólogos para profesionalizar el periodismo potosino”. No se trataba de formar personal o directivos para la administración de las oficinas de Comunicación Social, ya saturadas por políticos, periodistas y sus amigos en el medio, sino especializar la mano de obra informativa y ante cámaras. Ortografía y redacción en la prensa y buena lectura en medios electrónicos.
Y el estudio de mercado al que se refieren Epinoza y Montejano fue realizado por el ingeniero Carlos Santana, de la División de Planeación de la UASLP, quien el 14 de junio anunció que “se encuentra la suficiente planta docente para arrancar los primeros semestres”.
VII
En los Acuerdos del Consejo Directivo Universitario (CDU) correspondientes a la sesión ordinaria del 14 de junio, efectuada como de costumbre en la sala José Manuel de María Gorriño y Arduengo, se asienta que se aprobó la creación de la carrera de Ciencias de la Comunicación “con la condición de que primero se obtengan los recursos financieros”, aunque no se especificaba cuáles ni cuántos, y “se comentó también sobre la posibilidad de crear en un futuro la Escuela de Humanidades”. Ese futuro fue hasta el año 2003, cuando se crearon las carreras de historia, geografía y antropología.
Faltan filosofía y literatura.
El 28 de junio la UASLP informó que la Secretaría de Educación Pública “aprobó una partida económica especial para que en el próximo ciclo escolar empiece a funcionar en forma definitiva la Escuela de Ciencias de la Comunicación”. Eso sí, según una nota periodística “se hizo hincapie en [...] que fue a iniciativa del propio rector [...] que se planteó la necesidad de crear en este centro de estudios la carrera en Ciencias de la Comunicación, debido a la gran demanda que existe”. Con un plan de estudios inicial de cuatro semestres, para integrar la primera generación hubo una invitación dirigida a 43 jóvenes por el primer coordinador de la carrera, Jorge González Larios. Dichos jóvenes eran en su mayoría hijos de funcionarios, trabajadores de medios y otros tantos allegados al entonces rector de la UASLP, el abogado José de Jesús Rodríguez Martínez, o a personal de la misma universidad.
Como torbellino se dieron los acontecimientos: en enero y febrero reuniones entre la rectoría y directores de medios, en junio la aprobación oficial y en septiembre el inicio de clases. Con una currícula improvisada, entre los primeros profesores de la naciente coordinación había varios identificados con el grupo religioso Opus Dei, así como otros que destacaban en sus áreas del conocimiento, y los primeros comunicólogos, egresados obviamente de instituciones de Monterrey o el Distrito Federal.
Testimonios de alumnos de la primera generación nos hablan de casi un colegio, donde se leía La ciudad de Dios, al beato Escrivá de Balaguer, Carlos Alvear Acevedo, Salvador Abascal y otros. Casi se escuchaban los ecos del grito opusdeista “Por Cristo, la Universidad”. Entre los primeros profesores estuvieron el propio González Larios, Claudio García Flores, Juan José Gonzalez, Victor Ávila Lomeli, Alicia Ventura Capilla, Pedro Cervantes Roque, Adolfo A. de Alba, Guadalupe Salazar Espinoza y Ma. Isabel Monroy Castillo.
A falta de edificio propio se le dio a la coordinación de Ciencias de la Comunicación un salón y una oficina en el centro histórico de San Luis Potosí, en el edificio administrativo que data de la época colonial conocido como Las Cajas Reales.
Estrategia o coincidencia, instituciones privadas como el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM, más conocido como el Tec) y la Universidad del Centro de México (UCEM) hacen en 1985 sus propias carreras de comunicación en la capital potosina, restándole algo del campo profesional a la universidad pública. Un chiste (o conseja) que data de esos años decía: “Los de la Uni van a trabajar en los medios, los de la UCEM van a dirigir los medios y los del Tec son los dueños de los medios”.
VIII
A un año de estar en funciones la coordinación se vio envuelta en el marasmo de acontecimientos que se dieron en la UASLP y en el estado todo. Era época de elecciones para gobernador del estado y la comunidad universitaria participaba a través de agrupaciones estudiantiles aliadas a las diversas fuerzas políticas, como Olivo, Bronce, Azul y Zapata.
Las protestas y tomas de escuelas, producto de los conflictos entre grupos políticos estudiantiles, arreciaron con el asesinato de Jorge Mena Ortiz en la preparatoria 2. Hubo un movimiento que concluyó con la renuncia del rector el 22 de septiembre de 1986, y la subsecuente desaparición de las preparatorias de la Universidad. Con el nuevo rector, Alfonso Lastras Ramírez, en Ciencias de la Comunicación se sustituyó intempestivamente como coordinador a González Larios por el licenciado en derecho Raúl Camacho Muñoz.
El 2 de octubre empezaron los cambios, con la entrada de profesores como Óscar Rodríguez Gómez, Eduardo Alvarado Izunza, Óscar Esquivel, Héctor Salado, Juan José Rodríguez Medina, Jose Luis Juárez, Mario Aurelio Rodriguez, Juan Antonio Hernández Varela, Teresita del Niño Jesús Aguilera e Ignacio Dávila.
A menos de mes y medio del cambio de autoridades se llevó a cabo el “Primer coloquio universitario de comunicación”, con la presencia de la “crema y nata” del gremio académico nacional de la llamada línea crítica [...] el inmediato resultado fue la incorporación de la Licenciatura al Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación” (Rivera y Montejano).
En realidad el evento, realizado los viernes 7, 14, 21 y 28 de noviembre, fue llamado “I Coloquio de Enseñanza de la Comunicación”. Entre los integrantes de la “crema y nata” citados estuvieron Fátima Fernández Christlieb y Javier Esteinou Madrid. En el encuentro se logró el apoyo del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación, CONEICC.
Tocó a Camacho Muñoz, cercano al secretario general de la UASLP en funciones, Juan Ramiro Robledo Ruiz, afianzar y renovar sus relaciones políticas y académicas para canalizar el crecimiento de la licenciatura en alumnos, apertura, espacio y equipo. Aunque hay críticas a los más de 10 años que Camacho Muñoz estuvo al frente de la escuela, al parecer (y no precisemos porcentajes), fueron mayores los aciertos que los errores, ya que en ese proceso se dio una gran participación de alumnos y profesores, para bien o para mal, y la escuela adquirió mucho de lo que en la actualidad tiene.
IX
El 16 de julio de 1987 se dio a conocer en el CDU el proyecto de complementación del plan de estudios de nuestra carrera, “desde [el] inicio hasta [la] conclusión de la misma, contando con el dictamen favorable de la Secretaría Académica”, que entonces ocupaba Pedro Medellín Milán.
Aunque no muy diferente al plan inicial de cuatro semestres, el nuevo plan de estudios hizo énfasis en las teorías de la comunicación. (Hoy la escuela cuenta con uno de los tres investigadores potosinos reconocidos por el Sistema Nacional de Investigadores, SNI, en materia de humanidades.)
X
Son pocos los que se asumen como periodistas. En todo caso, toman el informar como el único brinco posible a donde está el billete: oficinas de comunicación, asesorías, contratos oficiales.
En los medios van quedando los de la generación anterior, la formada en la práctica, la que nos recriminaba la falta de conocimientos y que desconfiaba de nosotros. Casi todos corrimos a otros rumbos y algunos incluso se avergüenzan de haber sido periodistas. Yo no. Y en todo caso, ¿cuándo nos atrevemos a alzar la voz, a firmar una protesta sin miedo a perder el trabajo? ¿Dónde están las voces autorizadas de los estudiosos de la comunicación en los momentos de crisis? Hay conferencias, cursos y otras oportunidades de intercambio en las que, a pesar de ser de nuestro supuesto interés (transparencia, ética, literatura, filosofía, etc.), los de comunicación brillan por su ausencia. Un maestro me comentaba que no queremos tomar posición. Creo que posición ante cada situación la tenemos, pero no nos animamos a darla a conocer.
XI
La Editorial Universitaria Potosina editó en 1988 el libro Compilaciones sobre enseñanza de la comunicación, en el que Raúl Camacho Muñoz y Oscar Rodríguez Gómez reunieron textos selectos de los principales teóricos de la comunicación. En mi examen de titulación fue la última vez que los vi juntos.
XII
Cuando, en 1989, la escuela de biblioteconomía reclamó para sí el edificio de las Cajas reales los alumnos y maestros de comunicación tomaron sus arreos y se reubicaron en el Centro de Idiomas, en la calle de Zaragoza. Ocho salones, dos para cada semestre, dieron cabida a los nuevos inquilinos. En lo más alto se habilitó un taller, el de fotografía, el primero de los muchos que hacían falta.
Con la entrega de su carta de pasantes, salió al mercado y a la sociedad la primera generación de licenciados en ciencias de la comunicación. En la ceremonia, efectuada el 30 de junio, el coordinador dijo que “se fortalece la conciencia de la colectividad en cuanto a la necesidad de buscar mejores niveles de vida a través de la superación educativa y cultural”.
Apenas transcurrieron unos meses cuando se titularon tres egresadas de la carrera: Soledad Solíz Zúñiga, por promedio, y por tesis Ma. del Socorro Carrizales Aguilar y María Gabriela Torres Montero, cuyas propuestas fueron respectivamente Influencia de las historietas en el comportamiento sexual de los habitantes de la fracción tercera, y La telenovela en la integración del ser nacional de un grupo de jóvenes habitantes de la fracción tercera de esta ciudad.
Fue precisamente Torres Montero (hoy coordinadora de la carrera de historia de la UASLP) quien habló en su graduación en nombre de sus compañeros, de quienes dijo “se sintieron agradecidos con la sociedad [...] a pesar de que nunca exigieron los medios materiales que permitieran elevar el nivel de las condiciones de estudio”. El periódico que da cuenta del acto añade: “Precisó que en aquel tiempo [en 1985] se catalogó a los estudiantes como ‘futuros desempleados’, mientras que otros calificaron a la licenciatura como ‘mosaico de intereses’ por los factores que incidieron en su fundación”.
Espacio para que el lector reflexione sobre lo acertado o lo fallido de dichos pronósticos.
XIII
¡Qué noches las de aquellos encuentros CONEICC! En el día pocos se presentaban a las conferencias (en el de Tampico, por ejemplo, estuvieron Esteinou, Barbero y Monsiváis), pero en las playas y en las pedas de madrugada se veía de todo entre la delegación tunera. Como en la escuela y en la vida: el que quería nomás se iba a empedar, o a aprender y empedarse o a aprender nomás (esto último no era muy usual).
XIV
Un viaje previo (coordinado por el presidente de la sociedad de alumnos) nos sirvió para plantar arbolitos y echar cheve (yo estaba con la oposición, como siempre). Creo que ese día festejaban que había ganado el delfín oficial, uno que luego llegó a ser funcionario estatal. Mi grupo ya había definido sus preferencias políticas, pero siempre que se necesitaba trabajábamos como el mejor equipo que me pudo tocar. En 1990, con bombo y platillo, se inauguró el edificio propio de la licenciatura, ubicado en Cordillera Karakorum 1470, Lomas cuarta sección, en la carretera a Guadalajara. En ese tiempo era el único edificio que dominaba el paisaje a las afueras de la ciudad (se bromeaba que ya estaba en la comunidad de Escalerillas). El flamante inmueble tenía ya
ocho aulas utilizables y oficinas administrativas. El auditorio, con cupo para unas 200 personas, se empezó a construir poco después de la inauguración de la escuela, y se finalizó en 1991.
XV
No recuerdo cuándo, pero desde los primeros días llegó El Pionero, Don Pío, y nada ni nadie le ha impedido estar allí. La competencia no le ha aguantado el paso. Quedan en la memoria sus molletes, el café negro y los fajes de todo calibre que dejaba que se dieran los alumnos en su ya desaparecida combi.
XVI
En 1991 se terminó el Centro de Producción Audiovisual, conocido como CEPAV, actualmente en plena reconstrucción. Por allí empezaron a crearse los primeros videos “de arte” que tanta polémica causaron. Se instauró la división de materias durante el último semestre de la carrera, en las dos vertientes necesarias, al menos así se consideró, para la realización de los trabajos de tesis de los futuros egresados: comunicación organizacional e investigación en comunicación. Eran los tiempos en que los estudios de comunicación volteaban todos hacia las empresas y aún no se descubría el campo de la comunicación política, tan en boga en los tiempos del desafuero.
XVII
El Maratón Universitario se celebra cada año el 30 de septiembre, “Día de la Universidad”, y está dedicado cada vez a reunir fondos para alguna escuela de la UASLP o alguna necesidad social (algún año fue para ayudar a los damnificados de una tormenta en la Huasteca potosina). Se lleva a cabo en la Plaza de los Fundadores, frente al Edificio Central de la UASLP, donde en un tapanco se transmiten hasta 12 horas por Radio Universidad y algunas horas por televisión para invitar a la población a hacer donativos. La meta fijada fijada para el XXV Telerradiomaratón Universitario, en 1992, dedicado a adquirir fondos para materiales (principalmente de video) para ciencias de la comunicación, fue recaudar 200 millones de pesos. Para lograrla se integró un patronato con dos estudiantes por cada uno de los ocho grupos de la licenciatura, que fue presentado el 28 de eptiembre en la tradicional “rueda” de prensa de los lunes del rector Alfonso Lastras Ramírez.
Se repartieron entre los estudiantes 140 cepos y se habló además de un homenaje a los conductores del Maratón desde sus inicios, Joaquín Antonio Peñalosa (QEPD), Sergio Arturo Reyes Ramírez, Jorge Francisco Martínez López y Felipe Cárdenas Díaz. El 29 de septiembre hubo un desfile por la avenida Carranza, y se anunció que las estaciones radiofónicas Cristal Cima, Acir y Stereo Rey se unirían a Radio Universidad para la transmisión del maratón. Una estudiante de entonces, Nuestra Belleza, acaparaba la atención.
El 30 de septiembre había gran barullo en la Plaza de los Fundadores. Día de asueto para los estudiantes universitarios, los de Comunicación estuvieron desde temprano poniendo exposiciones fotográficas y de textos, armando el tinglado para los grupos musicales y en primera fila para la inauguración del maratón. Al final del día hubo tristeza y alegría, tristeza porque no se logró la meta, pero la alegría de romper el record, ya que se recolectaron 154 millones de pesos, con 100 que puso el gobernador Gonzalo Martínez Corbalá y 12 millones aportados por profesores universitarios. También fue en 1992 cuando se institucionalizó la Semana de la Comunicación, cinco días del año dedicados a traer conferencistas, páneles y cursos. Además, se publicó en el periódico, la licenciatura en Ciencias de la Comunicación “fue propuesta por un brasileño y un dominicano para integrarse a ocupar un puesto dentro de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social [Felafacs]”.
XVIII
Uno se pregunta si valdrá la pena una carrera universitaria de cuatro o seis años para terminar en la función de meros reproductores de una adocenada, inconsistente y arbitraria concatenación de hechos, en vez de ser analistas e intérpretes de la realidad que nos circunda.
Guido Fernández
De los hombres de mi salón alguien se atrevió a decir que sólo dos personas destacarían. Le falló. Parece que no hay fórmulas: había quienes obtenían puro diez y hoy son consecuentes amas de casa, otras presumían su independencia y son maltratadas. Había mediocres que destacaron con palancas o grises que tienen dinero y nunca se preocuparon. Hubo quien terminó la carrera y hoy ya casi acaba la de licenciado en derecho. Casados o hasta divorciados, con hijos o sin ellos, muchos “ahí la llevamos” a pesar de todo. No ha sido fácil.
XIX
Un viernes, el 27 de septiembre de 1996, el rector Jaime Valle Méndez hizo la solicitud ante el CDU para que se le otorgara el rango de Escuela a la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, “en los términos de los artículos 8 y 10 del Estatuto Orgánico”, lo que se cumplimentó, según lo previsto en el artículo 121 del Estatuto Orgánico, el 27 de noviembre siguiente, cuando por unanimidad se aprobó el cambio de rango académico, aunque el rector pidió que la elección de director se trasladara a marzo de 1997, cuando serían elegidos los demás consejeros maestros y alumnos con los votos de directores de escuelas y facultades, consejeros maestros y consejeros alumnos. Valle Méndez integró la terna con los catedráticos y licenciados en ciencias de la comunicación Jorge Arturo Mirabal Martínez, Luz Ma. Aranda y Óscar Rodríguez Gómez. Respectivamente obtuvieron 32, dos y cero votos.
La Escuela estaba lista para su siguiente etapa. Mirabal fue reelecto en el año 2000 y es presidente de CONEICC desde hace varios años.
XX
¡Qué ocupadas están las universidades en enseñar retórica, dialéctica y lógica, todas artes para poder decir bien! Y ¡qué cosa tan culpable es que no haya cátedras de saber hacer bien, y donde se enseñe! Los maestros enseñan lo que no saben, y los discípulos aprenden lo que no les importa; y así nadie hace lo que había de hacer...
Francisco de Quevedo
Dice Jesús Martín Barbero que “las Facultades de Comunicación están muy confusamente delineadas al interior de otras carreras. No han logrado […] definir algunos rasgos que permitieran que lo que se denomina comunicador o periodista, o lo que sea, tenga en común un mínimo, y después haya otra parte en la que cada universidad ponga su sello” (Barbero, 1997). ¿Qué hacer para que las ciencias sociales sean reconocidas, y dentro de ellas las de la comunicación? La pregunta no es personal, sino que surge con insistencia en quienes empiezan a estudiar o apenas salen a enfrentar a una sociedad que los desconoce. ¿Somos un gremio o un clan? Los chichimecas eran nómadas y se agrupaban en parcialidades, independientes unas de otras. Allí radicaba su fortaleza.
Mediadores culturales o sicoterapeutas sociales, o comunicólogos o simples comunicadores, nuestra profesión no acaba de cuajar porque al Estado no le interesa que lo critiquen, pero también por nuestra culpa, por no saber
dar visibilidad al mundo.
Como su edificio, la escuela de ciencias de la comunicación permanece alejada de la ciudad y sus habitantes. No toda, pero una parte. Aunque la modernidad esté rodeándola y la absorba. Ni siquiera está en la zona universitaria. Alguien dijo que podríamos integrarnos, junto con bibliotecología, a la naciente coordinación de ciencias sociales y humanidades. Tal vez así podríamos contar en un corto plazo con maestrías o hasta doctorado.

Fuentes consultadas y recomendadas
BARBERO, Jesús Martín, “Las facultades de comunicación
no pueden renunciar a un proyecto
de país”, en Signo y Pensamiento No. 31
(XVI). Universidad Javeriana: Facultad de
Comunicación y Lenguaje, 1997. Pp. 51-62.
(Bogotá, Colombia)
BENASSINI, Claudia, Entre la rutina y la innovación:
Los egresados de nuestra carrera,
Universidad Iberoamericana, México, 1994.
_____, “Escuelas de comunicación: ¿un imaginario
social?”, en Revista Mexicana de Comunicación,
año 12, núm. 63.
ESTEVA ARMIDA, Eduardo, “¿Cómo tendrá que
ser el comunicólogo del nuevo milenio?”,
en Hipertextos, Revista de la Maestría en
Comunicación del ITESM, Campus
Monterrey, año 1, núm. 2, febrero de 1999,
URL: http://www.mx.
FERNÁNDEZ CHRISTLIEB, Fátima, “Escuelas de
comunicación y tecnologías de la información:
Binomio ¿de qué tipo?”, en Diálogos
49, FELAFACS, 1997.
GALINDO, Jesús y Carlos Luna (coords.), Campo
académico de la comunicación: hacia una
reconstrucción reflexiva, CNCA, ITESO, serie
Pensar la Cultura, México, 1995.
LUNA, Carlos, “La enseñanza de la comunicación
en México: marco descriptivo”, en
Comunicación y Democracia. VI Encuentro
Nacional CONEICC, Consejo Nacional
para la Enseñanza y la Investigación en Ciencias
de la Comunicación, México, 1992.
RIVERA ESPINOZA, José de Jesús y Rafael Montejano
y Aguiñaga,La Universidad Autónoma
de San Luis Potosí a 75 años de su autonomía,
Editorial Universitaria Potosina,
San Luis Potosí, 1997.
SARTORI, Giovanni, Homo videns. La sociedad
teledirigida, Santillana/ Taurus, México,
1998.
servicios editoriales debajo del agua
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viernes, 22 de abril de 2005

SYLVIA

La de Sylvia Plath es una de esas historias que se vuelven objeto de culto por la fascinación morbosa que nos representa el dolor ajeno, la fascinante belleza con que subliman algunos artistas la angustia permanente de su vida. En ese sentido, podemos caer sin temor en el lugar común de hablar de Plath como una de las más valiosas poetas norteamericanas del siglo XX.

Vivió 30 años e intentó suicidarse desde los 20. en algún momento escribió en su diario “Morir es un arte y yo lo hago excepcionalmente bien”. En gran parte, la belleza de sus poemas radica en la extrema autocrítica con que se regía, tenía conciencia de su talento y por ello mismo se obligaba a la perfección, que obviamente alcanzó.

Hablar de Plath, su vida y su obra podría llevar días enteros, solamente quise hacer mención de ella en razón de que se acaba de estrenar en las salas de cine de San Luis la película Sylvia, de Christine Jeffs, en la cual Gwyneth Palthrow interpreta a la querida poeta. No tengo mayor referencia sobre la cinta, pero bien vale la pena honrar el genio de esta mujer extraordinaria. A continuación, el poema “Canción de amor de la joven loca”.

Cierro los ojos y el mundo muere;
Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
Sin sentir galopa la negrura:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Soñé que me hechizabas en la cama
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.
(Creo que te inventé en mi mente).


DE REFILÓN

Cuando Andrés Manuel López Obrador involucró en el “compló” en su contra al villano favorito de México, Carlos Salinas, la verdad no veía donde entrara la figura del expresidente. Con lo acontecido a lo largo de la semana que concluye creo entenderlo.

Por encima de todos los vituperios a que se ha hecho acreedor, no se puede negar que la inteligencia de Salinas es grande. En ese sentido, creo que el circo de estupideces vergonzosas en que se ha convertido el (supuesto) gobierno federal fue orquestado por el innombrable, que hábilmente convenció a los poco inteligentes panistas para enfrascarse en un enfrentamiento contra el político más popular del país, sólo a alguien con IQ inferior le podría parecer que la aplicación facciosa de la ley es la vía correcta para deshacerse del Peje.

Con la inhabilitación de López Obrador, el desprestigio que reafirma el PAN y el malicioso (aunque correcto, si pensamos en su meta) proceder del PRI, seguramente las posibilidades de recuperar la presidencia se le abrirán de una manera tal que nunca lo hubieran logrado dada la tribalización caníbal en que cayeron en el año 2000. y Salinas regresará con fuerza.

Pobres títeres blanquiazules, a medio camino entre la vergüenza nacional y el humor patético.

viernes, 8 de abril de 2005

...DE LOS TEXTOS DEL ALCOHOL

El grito m?s com?n en los conciertos de Real de Catorce es quiz? aquel que con voz siempre extasiada, alguien lanza entre canci?n y canci?n: ��Cruz, eres un poeetaaa!, haciendo referencia al vocalista del grupo, algo en lo que el grueso de los asistentes est? completamente de acuerdo.

Desde su primer disco, aquel legendario ��Real de Catorce��, de casi 20 a?os atr?s, una parte fundamental en la generaci?n del culto hacia el grupo lo constituyen las letras con que Jos? Cruz acompa?a la espl?ndida m?sica, letras que van del amor y el desamor, del infierno al cielo ida y vuelta, de las calles a un infernal para?so que s?lo se puede sobrellevar con dosis certeras de blues.

A lo largo de todo este tiempo uno se preguntaba constantemente por qu? con ese talento enorme para la poes?a, no se decid?a Cruz de una buena vez a hacer un libro, no letras para canciones, sino un poemario elaborado con el prop?sito expreso de serlo. Afortunadamente el d?a lleg? y a trav?s de editorial Se?ales, el 2005 naci? a la par de ��...De los textos del alcohol��, poco m?s de medio centenar de poemas (��o acaso uno s?lo?) en los que nuestro autor explora sus temas recurrentes, dando al mismo tiempo una enorme lecci?n de la infinita variaci?n de la creaci?n art?stica.

Abre el libro con una nota de Magdalena Gonz?lez G?mez en la que establece la inseparable dualidad de Cruz, la no posibilidad de separar en su obra la m?sica de la literatura:

��Jos? Cruz es un poeta l?rico. Su poes?a es apropiada para el canto y adem?s genera una corriente donde s?mbolos y percepciones fluyen en un espa?ol acentuado por la percusi?n vocal afroamericana��.

Y m?s adelante:

��Despu?s de admitir la innegable realidad de la poes?a, las bases para analizar el material no fueron pocas: Saint John Perse, Whitman, Artaud, Rimbaud y parte de su descendencia estadounidense, como Ginsberg y Kerouac. Lo que puede conseguir de los poetas negros contempor?neos a los beats, como el mencionado Gill Scott-Heron y algunos otros revividos por la singular cantante Me��Shell Ndeg? Coello, Jim Morrison y Leonard Cohen.��

Y despu?s de ello arranca el poeta con ��Arrepentimiento��:

LA NInA DIJO NO Y SE ACERCo AL BARCO
LA MAR ESCUCHo ALIVIADA Y VIO SU CARA FELIZ.
LA NInA REGRESo A SU PATRIA
LA TIERRA MOLDEo SUS HUELLAS, ENCLAVo UNA CANCIoN EN SU MEMORIA.

LA NInA AMo A SU HOMBRE.

AHORA, FRENTE A UN HERMOSO OLEAJE,
LA NInA CONTEMPLA LOS JUEGOS DE SU CRiO.

Entramos de golpe a la dulce corrosividad de las palabras del poeta con un texto incitante, provocador, que marca el descenso al mundo Cruziano donde igual confluye el amor:

NO SE SI CONOZCAS LA MUJER QUE VEO EN TI.
SE QUE YA NO DEBO USAR PALABRAS COMO ESTRELLA
NI LUNA, NI LOCURA.
(de XII)

La reflexi?n personal:

SOY EL VIEJO DETRaS DEL VERDUGO
EN LA HORA FANTASMA, OCULTA, TRITURADA
PeRTIGA DE LA NOCHE ASESINA
(de XXVIII Juicio)

y la persistente alusi?n a un dios humanizado al que se observa comprensivamente, como a un viejo:

DIOS, EN TENIS, SUDA Y SUDA. PIERDE EL PARTIDO Y LANZA
UN PUnETAZO A SU CONTRINCANTE; EL PUnO DA EN EL AIRE.
SE OLVIDo QUE SU ENEMIGO, QUE EL ADVERSARIO,
ES UNA INVENCIoN SUYA
(XXXIV Demasiado humano)

al final, uno termina satisfecho, el banquete ha sido vasto y variado, quiz? no haya sorpresa para los seguidores de Jos? Cruz, pero eso, lejos de ser negativo, es tal vez la mayor virtud de ��...de los textos del alcohol��.