Me enteré, como la mayor parte de los interesados, a través de las redes sociales del rumor en torno a una posible desaparición del Centro Cultural Mariano Jiménez (CCMJ) para trasladar a ese espacio la Biblioteca Central del Estado. Poco después comencé a recibir mensajes y llamadas respecto al tema y como lo comenté en su momento, esperé hasta tener suficiente información para opinar.
Lo cierto es que
por descabellado y fuera de lugar que parezca dicho rumor hay bases para
pensar en que pudiera ser cierto; durante la presente administración de la
Secretaría de Cultura me ha tocado escuchar de manera directa pensamientos en
voz alta sobre la posibilidad de cerrar espacios “pequeños” como las casas de
barrio, el Museo de Othón y el propio CCMJ dado que –palabras más, palabras
menos- representan gasto y no producen ingresos propios que las hagan viables. Al
día siguiente vi que en efecto, había una manta oficial que anunciaba la
remodelación para la Biblioteca Central.
El asunto motivó la
movilización de parte de la comunidad, principalmente del colectivo Es hora de hacernos agua, quienes
realizaron un breve plantón en el CCMJ y colocaron algunas mantas en protesta. Por
su parte la Secult emitió un escueto comunicado desmintiendo el rumor señalando
que desconocía cómo había surgido esa versión. Pese a la existencia de la manta.
Días después, en un
encuentro entre el colectivo y directores de la Secult se reiteró que no se
daría el cambio rumorado y se dijo, cito textualmente a Antonio Trejo, “y sobre todo, la palabra dada de que no habrá represalias
contra nadie”. Con ello se dio por concluido el asunto. O casi.
Una
lectura a fondo del caso nos lleva a una realidad más alarmante: La Secretaría
de Cultura vive una grave crisis.
A
partir de la creación del Consejo Estatal para Cultura y las Artes, las
dependencias encargadas de la cultura en San Luis Potosí han tenido que remar a
contracorriente y contra todos, funcionarios que no entienden ni les importan
las artes y artistas que cuestionan todo por igual. Es cierto que no siempre ha
habido aciertos y en algunos casos en verdad se han dado malversaciones, pero
sigo creyendo que las instituciones culturales son indispensables para el
desarrollo integral del estado, de la nación, del mundo, pues. En ese sentido
es alarmante el desconocimiento y desdén de la actual administración sobre el
entorno de creación cultural y la trayectoria que se ha vivido, elementos
indispensables para planear y dirigir la promotoría cultural de manera
adecuada.
El problema es que
tampoco parece que eso interese mucho, en varios de los titulares hay ignorancia,
menosprecio y altanería, en algunos casos las tres juntas y a eso hay que
agregarle una total impericia política y el hecho de que existe una marcada
ausencia de liderazgo en la Secretaría.
Los signos
empezaron a darse temprano, justo enseguida del caos vivido tras la destitución
de Fernando Carrillo, el erróneo nombramiento de Carlos Beltrán y el encargo
temporal a Arturo Castillo. El mensaje era claro, a este gobernador no le
interesa en absoluto la cultura y si nos remontamos al inicio hay que recordar
que había la intención de fusionar esta con la Secretaría de Turismo, plan que
no se llevó a cabo no tanto porque le haya quedado clara a Fernando Toranzo la
importancia de la Secult, sino porque cuando le presentaron el costo financiero
de esa acción desistió del asunto.
La crisis generó
sin embargo una parte positiva. Al verse desvinculados de una participación
activa en el desarrollo de las políticas culturales los creadores llevaron a
cabo acciones para establecer su posición y también para continuar trabajando
más allá de las actividades oficiales; la valía de las jornadas de la Comunidad
Artística Potosina en el Centro Cultural Universitario Bicentenario dieron la
idea de que podría haber un trabajo conjunto que al paso de los meses se ha
difuminado y la Secretaría ha devenido de espacio abierto a uno de reacción
improvisada sobre las peticiones y posturas de los creadores del estado. A la
luz – o más bien penumbra- de esto hemos visto crecer propuestas civiles para
sostener la actividad artística con acciones importantes como las galerías
independientes y proyectos como NOPAL, que vienen a llenar los vacíos dejados
por el estado, cada vez más grandes, cada vez más alarmantes.
¿Por qué la
necesidad de señalar que no habría represalias? Esa es una actitud
perdonavidas, he sabido que se estuvo investigando a quienes bajo sueldo
gubernamental pudieron haber tenido participación en las protestas. ¿Y? ¿Un salario
debe callar las posturas personales? Si es así habla gravemente del criterio de
quien dirige las políticas culturales como mal habla que al ser cuestionado al
respecto del supuesto cierre el Director de Organismos, Mauricio Gómez, haya respondido que no comentó antes el tema “porque me pidieron ser
discreto”.
En paralelo ha aumentado la opinionitis de medios de comunicación electrónicos que se han
dado a la tarea, visto el río revuelto, de denostar a través de falsedades y
verdades a medias a la institución y sus funcionarios -notas en las cuales por
cierto he sido envuelto y de las cuales me deslindo en absoluto- sin que haya una capacidad de reacción al
respecto.
Urge un liderazgo
efectivo y urge que los funcionarios sean sensibles y capaces frente a la realidad
que se está enfrentando, urge dar respuesta a las demandas no sólo de grupos
determinados, sino de la población en pleno en torno las acciones y la manera
en que se está trabajando, aceptar los errores y corregirlos por el bien
general, crear una convivencia efectiva y ser de nuevo el vínculo entre
creadores y sociedad que se requiere y no meros repetidores de ideas de planes
estatales y nacionales que responden a ambiguos planes sexenales, la cultura
está viva y no debe limitarse a planes de corto alcance, sino contemplar y
dignificar la riqueza pasada, presente y futura de San Luis Potosí.
Quedan muchas
preguntas al aire: ¿Por qué no se clarificó y señaló a los responsables de poner
la manta oficial en el CCMJ si no hay intención de cerrarlo? ¿Fue un error?
¿Por qué el titular de Secult no clarifica y en cambio envía a subordinados? ¿Cuál
es la política cultural que se lleva independientemente al Plan Estatal de Desarrollo?
Hay que evitar las innecesarias desapariciones, principalmente las que
corresponden a nuestro patrimonio. Conozco y fui compañero del equipo al frente
de la Secretaría por muchos años; sé de la probidad de muchos de ellos; sé de
las mentiras que se dicen desde afuera sobre el manejo de los recursos; sé de quién
tiene un compromiso real y quien solamente cuida su quincena; sobre todo sé la
importancia de una institución que puede formar mejores ciudadanos y eso, eso
hay que cuidarlo.