martes, 16 de septiembre de 2008

Para documentar la estupidez humana V. Pruebas irrefutables en el sistema educativo mexicano.

Si Vasconcelos viviera, estoy seguro que se suicidaba. Los esfuerzos del llamado Apóstol de la educación en México no sólo no han rendido frutos con el paso del tiempo, sino que la única etapa en que el sistema educativo de nuestro país ha sido un poco decente se encuentra a años luz de lo que sucede en la actualidad. Transcribo una nota aparecida en Pulso -diario que se publica en San Luis Potosí- el 16 de septiembre de 2008:

El 82.1% de los 23 mil 157 alumnos de nivel bachillerato a quienes se les aplicó la prueba ENLACE[1], obtuvieron calificaciones de “insuficiente” o “elemental” en el área de Matemáticas.
En cuanto al parámetro “Habilidad lectora”, el 49.6% de los 23 mil 105 evaluados obtuvieron los mismos resultados.
Las calificaciones “Insuficiente” y “elemental” en el área de Matemáticas, explica la Unidad de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas, significan que el alumno no tiene capacidad para resolver problemas que involucren más de un procedimiento, ni tampoco las que requieren realizar multiplicaciones y divisiones combinando números enteros y fraccionarios.
No pueden tampoco calcular raíces cuadradas, hacer uso de razones ni de proporciones y mucho menos resolver problemas mixtos. En el caso de San Luis Potosí, 46.8% de los jóvenes evaluados obtuvo calificación insuficientes y 35.3 elemental.
En cuanto a “Habilidad lectora”, la prueba reveló que casi la mitad de los jóvenes potosinos no son capaces de relacionar elementos que se encuentran a lo largo del texto. Tampoco comprenden de forma completa y detallada el contenido global de un texto. No infieren relaciones del tipo problemas-solución, causa-efecto ni comparación-contraste.

Hay que señalar que la nota es incompleta, pues solamente documenta la ínfima preparación con que cuentan los imberbes adolescentes sin hacer mención de que obviamente los índices bajan en relación al grado de marginación, es decir, entre más pobre, menos entra la letra, lo cual nos conduce a un problema distinto al que originalmente nos ocupa.
Hecha la aclaración anterior hay que ser justos y reconocer que sí, la culpa es de la baja calidad de los maestros mexicanos, hundidos y retozando felices en el lodazal sindicalista que los absuelve de cumplir con sus obligaciones y les brinda todas las facilidades para que las 2 neuronas que activan los escasos días en que imparten clase, no sufran mayor deterioro. Es cierto, ellos son culpables. Pero también los padres de familia, y en gran medida. No se puede delegar alegremente la responsabilidad a los tipos que se paran frente al pizarrón, como ya se ha dicho muchas veces antes y pese a la indignación que causa esto a los pobres hombres que trabajan todo el día sin parar y las abnegadas amas de casa que apenas se dan tiempo para las labores del hogar.
Sin embargo y para consuelo de los arriba acusados, hay que reconocer que el grado de estupidez ha crecido naturalmente de unos años a la fecha. Salvo raras excepciones, el grueso de los jóvenes y generaciones venideras se distinguen por una feliz propensión a la banalidad intelectual y holgazanería neuronal. Ahora, como en mis tiempos y en los de mis padres y etc. se puede hacer la misma pregunta: ¿de qué carajos me sirve a aprender a sacar una raíz cuadrada? Pregunta muy justa si pensamos en la vida práctica y más si nuestro camino no se dirige al área de las ciencias duras, pero que también ahora, como hace muchos años, se puede responder igual: para ejercitar el cerebro. Para desarrollar habilidades intelectuales. Para aprender a pensar.
De la lectura… bueh… bastante bien sabidas son las cifras de nivel de lectura en nuestro país, aquí la novedad es que al parecer si ya de entrada se lee poco, el asunto empeora porque los jóvenes no comprenden lo que leen. Hace poco leía un artículo donde se decía que gracias al Internet la gente volvió a leer, ya que en buena medida de ahí se extrae la información. Yo por el contrario pienso que se lee poco y se escribe peor, además que de acuerdo a las estadísticas la verdad parece tenerla aquella canción del musical Avenue Q que generó miles de versiones en la red gracias a su famoso y dogmático coro: The Internet is for porn.
En fin, está visto que la realidad supera a los blogueros pesimistas y misántropos como este escribidor.


[1] Según la descripción de la propia Secretaría de Educación Pública esta prueba: “ENLACE Media Superior es una prueba que tiene como objetivo determinar en qué medida los jóvenes son capaces de aplicar a situaciones del mundo real conocimientos y habilidades básicas adquiridas a lo largo de la trayectoria escolar que les permitan hacer un uso apropiado de la lengua –habilidad lectora– y las matemáticas -habilidad matemática-.
No es un examen que aprueba o reprueba. Tampoco permite emitir juicios de valor para calificar o descalificar la calidad de los servicios educativos de los planteles de media superior.
Es un instrumento de evaluación que proporciona información a la sociedad acerca del grado de preparación que han alcanzado los estudiantes del último grado de Educación Media Superior promoviendo la transparencia y rendición de cuentas.”
Es decir, se curan en salud para afirmar que si los escuincles son burros es por una cuestión congénita y no por la propia estupidez de los maestros.

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