martes, 9 de septiembre de 2008

Las puertitas del señor López


En 1979 Argentina vivía bajo la dictadura del criminal lamentablemente aún vivo Jorge Rafael Videla. Eran tiempos oscuros para la libertad de pensamiento y expresión, las desapariciones forzadas se tomaban como algo común y los derechos humanos simplemente no existían para el gobierno. Con todo, bajo este clima de terror aparece en 1979 en las legendarias páginas del número 1 de la revista El péndulo[1], la primera entrega de Las puertitas del señor López, una de las piezas cumbres de la historieta argentina, obra de dos grandes de este arte, Horacio Altuna y Carlos Trillo.
Como toda buena obra de arte, Las puertitas del señor López puede ser leída en diversos niveles semánticos, aunque Altuna es bastante claro: "La historia trataba de un tipo muy pusilánime; era una visión de la Argentina bajo la dictadura. Nosotros la hacíamos pensando que estábamos bajo ese régimen".
La anécdota es única y de ahí parten todas las historias; López, un tipo regordete, calvo y –como ya señaló el autor- muy pusilánime, jamás levanta la voz, opina o se expresa de manera alguna ante una situación que para él o quienes en ese momento le rodean resulte denigrante, lo que hace es disculparse y dirigirse al baño, tras cuya puerta encuentra una cierta liberación de la mente –que no suya- con la cual escapa de la pesada realidad circundante. La transición no siempre resulta gratificante; tras la puerta López no adquiere la valentía, el coraje, la facilidad de palabra o el espíritu de la venganza, simplemente es otro plano de realidad construido en su mente limitada, que por tanto no es siempre alentador. En una ocasión entra al baño para librarse del pesado ambiente que se ha creado en la oficina por la llegada del nuevo jefe -del cual dicen es un monstruo-, sólo para encontrarse al cerrar la puerta con el mismísimo Nosferatu, quien lo persigue hasta acorralar al pobre López, pero de súbito desiste del ataque final y huye asustado al sentir al otro lado de la puerta la presencia del jefe-monstruo.
La puerta en tanto no representa un escape, sino la imposibilidad de la salida cuando la opresión del ambiente rebasa la propia voluntad, el miedo a la plena individualización del que habla Fromm en El miedo a la libertad. López encarna por tanto a esa sociedad empequeñecida por el miedo que reinaba en la Argentina bajo la dictadura, pero al mismo tempo representa a cada uno de nosotros en las infinitas ocasiones de la vida en que se deja de hacer lo que se quiere, o ya ni siquiera se recuerda que es ello y simplemente se deja pasar el tiempo, la vida, la miseria que nos tiene envueltos.
Los dejo con una de las peripecias del pobre López. Sería genial conseguir cualquiera de los dos tomos que recopilan la historieta (que impresa es la mejor manera de apreciar el noveno arte) pero como eso resulta un tanto bastante complicado, les paso el tip de que en Archivo de comics pueden descargar el primer tomo. Den click sobre las imágenes para verlas a mayor tamaño.





[1] El Péndulo fue una revista de historietas y literatura creada por Marcial Souto en 1979 que transitó por cuatro épocas hasta su desaparición en 1991. El primer número de la revista incluía artículos sobre rock, Lovecraft, cuentos de Bradbury, J.G. Ballard y otros autores, además de trabajos de algunos de los más importantes artistas de la historieta argentina, Enrique Breccia, Fontanarrosa y, por supuesto Trillo y Altuna.

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