En el
periodismo hay ocasiones en que la información escasea, ya porque no hay temas
de impacto, es temporada de vacaciones, hay pereza por parte de quienes se encargan
de buscar la noticia o falta de imaginación para hacerlo. Al inicio de la
última semana de septiembre, Pulso y San Luis Hoy -ambos de Editorial Mival, propiedad
de la familia Valladares- unificaron su nota principal con un tema tan manido
como sensacionalista: su gran descubrimiento en torno a la renta de espacios en
algunos museos de San Luis Potosí para diversos eventos sociales.
“Gobierno
ofrece museos como salones de fiesta”, fue el encabezado de Pulso, en tanto San
Luis Hoy, más dramáticamente, puso “Museos sólo sirven de salones de fiestas”.
La nota es de Leonardo Vázquez, ex compañero universitario y un periodista a
quien respeto pero no entiendo en qué pensaba al redactar su muy breve texto ni
porqué una investigación de escritorio tuvo repercusión de primera plana. De inicio
el tema ya ha sido abordado con anterioridad en diferentes medios, pero
particularmente en los de Editorial Mival, siempre de una manera incompleta,
cabe agregar.
La bajada de la nota en ambos medios dice: “Así
buscan subsistir galerías como el MAC o el del Ferrocarril”. Luego en el primer
párrafo señala sin conexión con la información posterior como algunos de los
recintos fueron inaugurados en anteriores administraciones estatales y que hay
varios poco concurridos, como el de las Culturas Populares. Continúan las
imprecisiones: Una galería no es lo mismo que un museo y no se puede usar el
término como sinónimo; el Museo de Arte Contemporáneo no cuenta con renta de
espacios y el de Culturas Populares desapareció hace años.
Más adelante
en la nota se menciona un presupuesto de 126 millones 390 mil pesos para los
museos del estado en 2016, lo cual aprovecha San Luis Hoy para señalar con
índice flamígero “A los potosinos les cuesta 126 millones de pesos mantener 10
de estos sitios, (sic la coma
anterior) y se ofrecen para bodas”. En dicho medio su coordinador, Armando
Acosta usa el espacio de su columna Bitácora para dedicarse, con mucha mayor
amplitud que la nota original al tema plañiendo la afrenta a la ciudadanía por
las rentas, que muchas y muy nobles dependencias gubernamentales no cuentan con
los recursos, hace acusaciones subjetivas e incluso miente deliberadamente para
concluir pidiendo la destitución del Secretario de Cultura, Armando Herrera.
La última vez
que vi a Armando Acosta en un recinto cultural fue hace trece años, lo recuerdo
bien porque se acababa de inaugurar el Museo Federico Silva y uno de los guardias
fue a pedirme atender a una persona muy molesta en la taquilla; era él,
indignado por deber pagar por un espacio que era del pueblo a una
tarifa la cual estimaba muy alta. Aproveché la coyuntura para platicar con él,
uno de los detractores de la creación del museo, y exponerle las características
particulares del mismo y el porqué de tarifas y descuentos. Pudimos razonar y
finalmente disfrutó del recinto junto a su familia. Luego de ello no le he
vuelto a ver en ninguna actividad cultural.
A lo largo de
los años, tanto dentro como fuera de la administración pública, he podido
observar y compartir las carencias de los museos potosinos, siempre castigados
en el área presupuestal pese a lo escrito en las publicaciones de los
presupuestos de egresos. Recuerdo las inundaciones incontrolables del Museo de
las Culturas Populares; el cuarto que se derrumbó en el Museo de la Cultura
Potosina -ambos desaparecidos hoy-; la cooperación que frecuentemente hacen los
trabajadores del Museo Othoniano para comprar materiales básicos de limpieza,
los años que pasaron solicitando les repusieran un vidrio roto; la imposibilidad
económica por la cual el Museo Mariano Jiménez pasó a convertirse en Centro
Cultural y así seguirme poniendo ejemplos hasta los límites de lo increíble.
Cada vez
presentar el presupuesto anual se vuelve una situación más complicada
para los museos (bueno, en todo el sector cultura, pero esta columna va
enfocada a museos) porque es lo mismo escribirle una carta a Santa Claus: bajar
los recursos “aprobados” es un calvario y la subsistencia se ha vuelto más
compleja desde hace algunos años, cuando la Secretaría de Finanzas determinó
que todos los ingresos propios de las dependencias deben ser depositados con
ellos y luego solicitarlos para su uso, la más burda de las tácticas de jineteo
de recursos conocida. Una de las opciones para hacerse de recursos es pues, la
renta de espacios. Y no es algo privativo
de nuestra entidad, se realiza en todo el mundo, incluso en los Museos
más prestigiados y no he leído, visto ni escuchado quejas al respecto. Aquí se
espantan con el petate del muerto.
Cuando Fernando
Toranzo tomó cargo como gobernador en una acción populista e ignorante ordenó
bajar los precios de las entradas a los museos, pese a que ninguno de ellos
contaba con una tarifa elevada y en todos los casos aplican descuentos durante
la semana y un día –regularmente el domingo, cuando toda la familia descansa y
puede visitarlos- de entrada libre. La costumbre del paternalismo, el reclamo
sin argumento y el hágase la voluntad de dios en los bueyes de mi compadre
parecen prevalecer en muchos de quienes se ostentan como detractores del
gobierno porque la cultura es “para las élites” sin molestarse en observar las
particularidades de las problemáticas y menos aún, comprometerse a participar
en llevar todos los bienes al público general. Un ejemplo con la propia
editorial Mival: hace unos diez años eran los medios que más difundían las
actividades culturales, pero un mal día cambiaron los criterios y se decidió
que cualquier cosa publicada, incluyendo las actividades culturales gratuitas,
son publicidad y entonces hay que cobrar a todos como anunciantes.
El ejercicio
periodístico, pese a las herramientas tecnológicas actuales, no puede hacerse
desde atrás de un escritorio, por el contrario, dada la contaminación informativa
es éticamente necesario comprobar datos, contrastar, ampliar las fuentes para
que la veracidad de lo reportado contribuya en verdad a informar, lo cual se
supone debería ser el fin primero.
Mínimamente debieron
haberse revisado los decretos de creación y los manuales de operación de cada dependencia
para revisar cuales si, cuales no y de qué manera se regula la renta de
espacios, me queda claro que no se hizo.
Finalmente,
me resulta por lo menos curioso el momento en el cual se retoma el cansado
tema, justo después del informe de gobierno, cuando Juan Manuel Carreras ha
hablado de posibles cambios en su gabinete y mientras el vice gobernador Ugalde
sigue con su idea de cerrar algunos museos y casas de cultura “porque no son
rentables”. ¿Una manita a quien desea ver a Herrera Silva fuera de la jugada?
2 comentarios:
Pero los de MIVAL no dijeron nada cuando pidieron prestado el Teatro de la Paz y a la Orquesta Sinfonica para su 25 aniversario...
Ni tampoco cuando sus reporteros piden cortesias y accesos preferentes para las funciones del Teatro, la Cineteca o algun Festival.
Gracias por ilustrarme acerca de un asunto que no me había dado a la tarea de conocer.
Estoy a sus ordenes
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