Por principio de cuentas creo que todo análisis que se realice acerca de Episodio III, la Venganza de los Sith o de la saga completa de Star Wars resultará apenas de mediano interés por sesudo que pretenda ser; a los fans no los va uno a convencer de los posibles errores y a quien no le importa la serie tampoco le importará la crítica de la misma.
En segundo lugar, debo señalar que Star Wars es muy importante para mi, representa una marca generacional y una fascinación desde la infancia, aunque no llego al punto geek; no me vestí de ningún personaje para ver la cinta ni me senté tres días antes en la puerta del cine para hacer fila.
Dicho lo anterior procedo al comentario: a pesar de ser indiscutiblemente la mejor de la nueva trilogía, la Venganza de los Sith no llega al nivel épico de la serie original sin que ello le reste méritos, de hecho, hace poco leía un comentario acerca de lo ocioso que resultaría analizar la saga como un sólo ente dada la personalidad y continuidad interna en cada uno de lo episodios, lo cual me parece muy cierto.
En ese sentido, La Venganza de los Sith resulta fascinante por si misma, evidentemente sirve el conocer la historia previa y futura de Anakin Skywalker para entender en su justa dimensión la transición de héroe a villano, aunque las dificultades emocionales por las que pasa el joven Jedi en esta parte resultan suficientes. La delgada línea entre el bien y el mal se convierte en un terreno farragoso y Anakin se inclina hacia el lado por el cual él considera puede salvar lo que ama, aún a costa de cometer actos aberrantes y luego de conocer el fracaso de su actitud es entendible su corrupción absoluta.
Dath Vader es quizá el mejor villano en la historia del cine, regularmente aparece en las listas triangulando los primeros lugares con el doctor Hannibal Lecter de El Silencio de los Inocentes (Jonathan Demme, 1991) y Norman Bates, de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) y si a mi parece superior a aquellos es porque tanto en Lecter como en Bates la maldad deriva de una condición mental patológica, en tanto que Vader representa la maldad desde su sentido primigenio, el opuesto necesario para brindar equilibrio al universo que aparece en los mitos primigenios, no por nada en la creación de la historia original George Lucas contó con el apoyo del maestrazo Joseph Campbell, uno de los más grandes investigadores de mitos del siglo XX, quien con sus consejos ayudó a crear una de las más grandes historias de ficción. La transformación de Anakin en Vader se convierte en un acto de mutación lógico que lo convierte en un ser único, contrario al resto de los personajes quienes se encuentran en los extremos de positivo y negativo, susceptibles de ser evaluados de una manera más convencional.
Regresando a la película, hay que decir que esta se deja disfrutar desde el inicio, la acción es constante y afortunadamente ya se dejó Lucas de discursos sobre economía universal con los que casi nos mata de aburrimiento en Episodio I o de la melcocha gratuita entre Anakin y Amidala del Episodio II, ambos elementos están presentes pero contenidos; las lagunas en la historia que todos los fans temíamos no se alcanzarían a responder quedan satisfactoriamente resueltas en las 2 horas y media de la cinta y al final queda un extraño sentimiento agridulce al saber que la saga concluyó muy bien, aunque también hubiésemos querido que eso nunca sucediera.
Ahora bien, hay que apuntar que no todo en la película es perfecto: las actuaciones de Hayden Christensen y Ewan Mc Gregor en momentos se caen, sobre todo cuando pretenden hacerse los chistosos; la aparición del planeta de los Wookies no se justifica más que para hacernos felices a quienes deseábamos ver de donde salió Chewbacca, los diálogos de repente son muy sosos y apareció Jar Jar Binks, si ya se que lo hace como 5 segundos y no pronuncia palabra, pero su sola presencia es aberrante.
No es una obra de arte, pero ¿a quien le importa eso?
Me queda la duda si la demencia imperial de Palpatine sea accidentalmente coincidente con la demencia imperial de George Bush, tal vez si, pero conociendo las raíces independientes de Lucas cabe esperar que si sea parte de un discurso político antiterrorista, refiriéndonos a Bush como el terrorista y dejando de lado el oportunismo, claro.
DE REFILÓN.
Con poca -por no decir nula- publicidad se está llevando a cabo el IV Festival de Cine Internacional y Cortometraje del CCC en el Auditorio Rafael Nieto de la UASLP, la programación es muy buena, elaborada con películas que difícilmente llegarán a las salas de cine locales. Hoy se proyecta Koma, una película hongkonesa de Chi –Leung Law, el director de la aclamada Inner Senses, que vale bastante la pena. Mañana se proyecta Metrópolis, de Fritz Lang que será acompañada de música jazz en vivo, eso es algo indispensable de ver. Las funciones son a las 19:00 horas.
Aquí lo chistoso del asunto es que mientras el Cineclub de la UASLP, indudablemente el más importante en la historia de los cineclubes potosinos, sigue siendo tratado con un menosprecio indignante (e ignorante, para que rime), las actividades cinematográficas propuestas por legiones extranjeras son apoyadas sin mayores miramientos. Espero que esta apreciación sea errónea, espero, pero no lo creo.
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