Para
nadie es secreto y mucho menos sorpresa que los cuerpos de seguridad en México
tengan una reputación bastante mala, no por nada medio en broma se dice que hay
que cuidarse más de un policía que de los criminales. Así nos hemos
acostumbrado. Y lo peor es señalar eso precisamente como una costumbre.
Alrededor
de dos semanas atrás mientras se preparaba para representar al diablo en un
recorrido turístico por el Centro Histórico de San Luis Potosí, el actor
Gerardo Rivera fue agredido en circunstancias no aclaradas por un grupo de
policías. En la reconstrucción por testimonios de los presentes se sabe que el
histrión fue violentado, trató de defenderse y fue sometido aunque se libró de
ser remitido a los separos por intervención de los propios turistas a quienes
iba a mostrar su espectáculo y otras personas que se detuvieron para protestar
ante el innecesario e inexplicable uso exagerado de la fuerza que se le aplicó.
De manera casi inmediata trascendió la nota en algunos medios locales, con
fotografías de testigos que no dejan lugar a dudas de la agresión. Está
documentada, no puede negarse.
En
consecuencia Rivera convocó a una marcha de beligerante nombre: “Contra la
estupidez policiaca”, en la que, al menos por lo que se ve en las fotos -no
pude estar presente- se nota una baja participación de público y peor aún, de
la comunidad artística, que hasta el momento ha mostrado poca solidaridad con
el artista, a saber por qué. Digo, no es que crea que al momento en que se
cometa abuso contra un arquitecto, un contador, va a aparecer todo el gremio
para apoyarle, aunque se supone que la comunidad artística es más sensible.
Lamentablemente no es el único caso que pueda documentarse – me vienen rápido a
la mente un maestro del Centro de las Artes asaltado por policías en las
inmediaciones de su recinto laboral y un promotor a quien los propios
uniformados le azuzaron un perro policía, hecho que incluso está registrado en
una cámara de seguridad- y con seguridad tampoco el último pero inquieta que un
gremio que se supusiera sensible no muestre reacción alguna.
Del
otro lado lo que destaca es la perfecta incompetencia en el manejo de una
situación delicada. Cualquier comunicólogo o politólogo incipiente podría
haberles dicho que la situación ameritaba una fijación de postura inmediata del
sector de seguridad sobre el proceder de sus agentes y sin embargo es hasta
diez días después cuando con una pachorra y desfachatez proverbial desde la
oficina de comunicación social de gobierno sueltan como filtración chismosa y
oculta un video donde se ve al actor en un supuesto acto de intimidación y
hasta se aventuran a señalar que hay denuncias en su contra, nota y video que
reproducen en primera instancia medios de comunicación seleccionados supongo
por el propio titular de la oficina.
En
el video se aprecia a una persona disfrazada que se desplaza al parecer sobre
otra persona ubicada en la acera contraria y que efectivamente blande algo que
parece una espada, el transeúnte se introduce a las oficinas de Oficialía Mayor
y luego se ve aparecer al policía suponemos encargado del cuidado de la
dependencia. Y ya.
Una
recomendación sincera a quien dirige este gobierno: hay que contratar para el
manejo de información a personas que de menos hayan leído (y comprendido)
alguna vez en su vida a Maquiavelo o que tengan algún esbozo ligero de Media Training.
Y
regresando al lado anterior, hay que ser solidarios contra cualquier forma de
abuso, sea de autoridades o civiles, sean o no del gremio al cual nos decimos
pertenecer, porque la reacción es hipócrita cuando actuamos nada más porque ya
nos tocó padecer algo.
Posdata:
Luego dicen que uno es mala gente pero… eso de dar a conocer la convocatoria a
inscribirse para participar en el circuito Centro-Occidente el 09 de julio y
que la propia convocatoria (que incluye el desarrollo de un proyecto) tenga
plazo del 09 al 19 de julio me parece cuando menos una pésima broma, por usar
el mínimo eufemismo. A ver ahora que pretexto tienen en la Secretaría de
Cultura
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